Trabajos de los alumnos

Trabajos de los alumnos día de la escarapela

Con La Profesora Frías Artística























Trabajos de los alumnos día del Himno Nacional





Cuentos de los chicos

Autores, Thomás e Ivon

Lectura: Verónica y Ana

Profesora: Karina Alcoba

Micaela Hernandez, Departamento de Comunicación

 El sonar del Reloy y El Espejo Engordado


El Sonar del Reloj



El sonar del reloj

Autor: Thomas Corbella

 

Cuento esta parte de mi vida en la que perdí todo lo que amaba gracias a ese maldito y estúpido ser.

 

Hacía poco nos terminábamos de mudar a una casa dos pisos, por fuera era algo exótica, estaba en frente de una plaza de Cañuelas (por lo que leí se llamaba Belgrano) y era una de esas que no tienen juegos. Mis padres y mi hermano, Juan, estaban muy felices. Entendería la felicidad de mi hermano por vivir frente de una plaza si aún tuviera su edad. Él me pidió -apenas terminar de dejar las cajas- que vayamos a la plaza a jugar a la pelota. Juan no apuntó y terminó tirándola muy lejos, así que le dije: “Quédate sentado en este banquito, voy yo”. Él solo respondió con un “bueno”.

Cuando estaba por agarrar la pelota sentí que me miraban y noté rápidamente que esas miradas pertenecían a más de treinta pájaros, parecían asustados. Pensé que tal vez eso era normal en este pueblo… idea equivocada. Eso fue un gran error.

 

 Un día nuestros padres me dejaron a cargo de mi hermano y de la casa. Me acosté un rato, mi mente se iba de aquí para allá y finalmente me quede dormido. Me despertó un llanto. Miro para afuera y está lloviendo. Todo está oscuro. Al parecer la luz se cortó por la lluvia, creo que tal vez un rayo alcanzó uno de los generadores de electricidad. Busqué en la oscuridad a Juan. Caminé un buen rato en la negrura de la noche  hasta que encontré una linterna y traté de llamar a nuestros padres.

¡Maldita sea, nadie atiende!- grité lamentándome.

El teléfono suena....

 

Preocupado, fui en búsqueda de Juan. Llegando a una de las puertas más cercanas, el llanto se hizo más y más intenso. Abrí, alumbré su cara: pálida, lívida....como un fantasma.

—Her-mano… —me dijo en voz baja, temblando—, él… vi-viene… por… mí. —su  intensa mirada rompía inmensa noche.

¿Qué pasó, Juan? ¿Decime qué pasó? -pregunté.

Él, sin decir nada, apuntaba con el dedo hacia un lado. Giré y alumbré: el reloj de pie era lo que él me señalaba. Lo miraba con temor.

 

El reloj sonaba casi llegando a marcar las 12.

 

Pasamos la noche juntos. A él le costaba reconciliar el sueño, pero al final lo logró. Nuestros padres seguían  fuera del pueblo.

La hora iba en caída. Cuando sonó el reloj, marcaba las 12:00.

— ¡El reloj tiene un monstruo! —gritó con todas sus fuerzas.

   Mi hermano parecía distinto desde que ese reloj dejo el abuelo como herencia.  - ¡¿Cómo no lo noté antes?!- me dije.

  Un humo salía debajo de la puerta y a lo lejos... unos ojos amarillos. ¿Amarillos? Sí, eso creí.   Eran ojos viéndonos a través de la noche. Lo que fuera, se nos acercaba... paso a paso llegaba a la cama...

Mi hermano con el corazón a todo latido, había enmudecido. Yo ya no podía hablar ni moverme: sólo podía ser espectador del trágico final que le esperaba.

Cuando la criatura se mostró vi que toda su apariencia era espantosa, horrible. Sentí naúseas al verlo. Mientras tarareaba un silbido perturbador agarraba a mi hermano de los pies y lo metía cuidadosamente en esa bolsa grande que traía. Desde hacía rato se había dado cuenta de que sabía de su presencia y aun así, me arrebató a mi pequeño hermano. Traté de gritar... y nada. Nada. Nada salía de mi boca.  El monstruo terminó de cerrar la bolsa con Juan dentro, se me acercó y con su dedo índice en los labios, declaró:

—Vengo nada más que por él. —señaló la bolsa donde estaba mi hermano—. Un día voy a venir por ti, dentro de 5 años, cuando los pájaros te observen y las agujas del reloj marquen las 12:00.

Su voz sonaba como un eco, se repetía, parecían voces de otros cómo él. Volvió a sonar el reloj. La criatura de aspecto morboso volvió a la puerta de donde había salido. El ser que se había llevado a mi hermano se iba, se alejaba, llevándose a mí hermano, obligándolo a que nos abandonara a todos.

Cuando logré moverme, lloré y mi mente se nubló. Me arrinconé en la habitación y solté  un grito. Me quedé ahí sentado por horas. Escuchaba un sonido que no podía distinguir: ¿una voz? Si. Una voz metálica que venía desde el teléfono. Pero estaba paralizado, sólo quería que la tierra me tragara, porque Juan ya no estaba conmigo. Sabía que no había vuelta atrás. No volvería a ver su sonrisa.

Agaché la cabeza, la apoyé en mis rodillas y dije varias veces entre lágrimas y afónico por el grito, despierta… despierta… despier…

Un grito me despertó. Era mi madre preocupada. Salió corriendo y avisó a mi padre. Pensaron que yo había hecho algo malo a mi hermano.

Mi padre me agarró de los pelos y me pegó haciendo que me quede en el piso y me pregunto: “¡¡¡¿Dónde está tu hermano basura?!!!”

 

 Llamaron a la policía que llegó tras una larga espera. Yo no podía hacer nada para que me creyeran, no creían en de la existencia del monstruo. Parece que los adultos no les creen a los adolescentes, piensan que son superiores.

 

***

Cada 5 meses me visita y en esta celda fría y oscura suena el maldito reloj. Ya no soporto más cuando lo veo en la esquina mirándome con sus horribles ojos amarillos y su sonrisa de dientes putrefactos. Nadie me escucha. Nadie. Nadie me hace caso. Yo me pregunto si en verdad soy un monstruo. ¿Yo de verdad lastimé a mi hermano?

 

Pasaron días, meses e incluso años y el monstruo aún me visita en las noches cuando el reloj suena las 12:00 mientras que se sienta con su bolsa al lado de la silla que está cerca de la puerta y se queda observándome. Esperando el tiempo fijado para abrir la bolsa y llevarme como a mi hermano.


El Espejo Engordado

  1.  


EL ESPEJO ENGORDADO

 

Hace 5 años había una pareja…

Ella se llamaba Camila y él Luciano, parecían la pareja ideal. Se notaba que se amaban mucho: vivían juntos y estaban planeando tener hijos.  Un día Camila decide terminar con la relación y sin dar un por qué, deja a Luciano y se muda a Vicente Casares.

A él lo consumía la tristeza y el enojo. Hubo muchos días en el que él no comía y sus amigos lo empezaron a apodar como “el fideo”. Cada mes que pasaba, sentía como su corazón iba partiéndose poco a poco. Todas las noches soñaba con ella, cuando abría sus ojos era en la primera persona en la cual pensaba pero no porque la extrañaba si no porque la odiaba....

Después de un año y unos meses el empieza a recobrar un poco el ánimo y a mejorar su manera de vivir aunque su odio por Camila seguía igual.  No solo la odiaba a ella: empezó a odiar a todas las mujeres. Una mañana se levantó y comenzó a pensar  ideas  para hacer changas. Después de horas decide hacer espejos y venderlos. Espejos de todas las medidas y formas. Espejos mortales  para  niñas, adolescentes y mujeres.

Un jueves se dirige al “Parque de la Salud” para empezar su venta. La mayoría de sus clientes eran del sexo femenino.

Cuando cada una de ellas llegaba con su espejo en sus casas era cuando comenzaba todo… Ellas se posaban frente a él y este  les devolvía una imagen transformada e invertida: se sentían  “muy feas”. Cada vez que se miraban  se deprimían, se sentían insuficientes; sus cabezas empezaban a pensar tanto en su apariencia física y a compararse con mujeres de televisión o revistas que decidían no comer y cuando lo hacían luego metían sus dedos en la boca para poder vomitar todo lo que ingerían y se obligaban a hacer mucha gimnasia. Sin embargo, el espejo siempre les devolvía una imagen desvirtuada .Algunas de estas mujeres intentaron suicidarse, otras están con medicamentos y otras internadas.

Luciano sabía que todo esto iba a suceder pero lo consumía el odio a las mujeres.

El  problema con los  espejos y las mujeres  iba  en aumento: los espejos se multiplicaban  y las mujeres atormentadas también. Se  transformó  en  una enfermedad difícil de salir y cuando descubrieron que eran esos espejos los que causaban tanto daño ya era tarde…

Hoy muchos de estos espejos están en varias casas y siguen atormentado a mujeres de todas las edades.  

 

Tené cuidado en qué espejo te mirás, Luciano está buscándote… 







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